domingo, 10 de noviembre de 2013

¿QUIÉN DEFINIÓ POR PRIMERA VEZ LA PALABRA PSICOMOTRICIDAD Y POR QUÉ?



La definición de psicomotricidad está reflejada de forma implícita e incluso explícita en el  pensamiento muchos de los autores y prácticos de la psicomotricidad, pero no resulta fácil encontrar una clara delimitación, tanto del concepto como de la práctica psicomotriz. Como toda disciplina joven la psicomotricidad, busca su identidad y no siempre resulta fácil reconocerla, en esta respuesta intentamos aportar un esfuerzo más en esta línea.

La noción de psicomotricidad ha ido progresando a lo largo del siglo XX,   pero a finales del siglo XIX  existe un momento crítico: es el paso de un modelo de  cuerpo anatomo-clínico a un cuerpo integrador donde confluyen los elementos cognitivos, motrices y emocionales. Diversos autores han aportado ideas, datos que nos han permitido ir construyendo una forma de entender la psicomotricidad y de ahí una praxis que pueda dar respuesta a esa realidad cada vez más aceptada.

Ernest Dupré, fue quien en 1909, describe el síndrome de debilidad motriz, que después lo relacionaría con la debilidad mental, exponiendo por primera vez lo que podría llamarse Psicomotricidad para niños. Con sus estudios abre la posibilidad de explicar los trastornos motores por inmadurez o detección del desarrollo de un sistema.

Así pues, podemos decir que la psicomotricidad nace a finales del siglo XIX y en los inicios del siglo XX (Levin, E. 1991: 19), para intentar dar respuesta al desconcierto  que planteaban, dentro de la neurología, pacientes con patología de la función simbólica, donde la correlación síntoma-lesión, gracias a la cual se había explicado hasta el momento la mayoría de patologías.

De todas formas, existen antecedentes significativos de la psicomotricidad en el terreno práctico e intuitivo que no podemos obviar,  tal como indica Fonseca en su articulo titulado “Hacia una epistemología de la psicomotricidad” (1997), nos remite a los trabajos de Tissié (1894), médico, que realizó  una intervención terapéutica por vía del movimiento, a través de la llamada “ gimnasia médica”.  Intentó rehabilitar un caso de inestabilidad mental con impulsividad mórbida.

Esta gimnasia médica consistía en la ejecución de movimientos elementales  coordinados, de equilibrios, de recorridos a pie,  de ejercicios de boxeo y recorridos en bicicleta. Buscaba un trabajo muscular médicamente dirigido. Así el movimiento, comienza  a ser concebido como agente curativo, “ordenando las orientaciones energéticas”. El paradigma se fundamentaba en la tesis de que: dominando los movimientos, el paciente disciplinaria a la razón.El mismo autor, unió la llamada gimnasia médica a la llamada gimnasia respiratoria,  convencido de que las dos “desarrollan el auto-control”, “ requiriendo en ello, el concurso de los centros cerebrales,  donde se encuentran los pensamientos y los movimiento y el lugar donde nace la voluntad”.

Así pues  y de acuerdo con Boscaini (1992: 5), la psicomotricidad  históricamente nace en Francia a comienzos del siglo XX en el ámbito de la patología, en particular en lo que concierne a la psiquiatría infantil.
Volviendo a Dupré (citado por Levin 1991),  en 1925 expone  su concepción sobre la psiquiatría infantil, que ha tenido una gran influencia sobre las posteriores generaciones de psiquiatras. A este autor se le debe, la primera utilización de término psicomotricidad. :

Cuanto más se estudian los desordenes motores en los psicópatas, más se llega a la convicción de las estrechas relaciones que hay entre las anomalías psíquicas y las anomalías motrices, relaciones que son la expresión de una solidaridad original y profundamente los movimientos y el pensamiento” (E. Dupré, 1925).

Las ideas de Dupré serán tomadas y desarrolladas posteriormente a través de estudios científicos de diversos campos: neurocirugía, neurofisiología y neuropsicología, a los que hay que añadir los aportes de la psicología genética ( Wallon y Piaget).


Como vamos comprobando, existen dos tipos de evolución paralelos:

A) por un lado, los conceptos teóricos,
B) por otro, las intervenciones prácticas,

 creando un circuito de retroalimentación que, poco a poco, irán perfilando unas corrientes psicomotrices.

El gancho de la pregunta


La pregunta surge ligada a la curiosidad, al deseo de saber, como apunta el Diccionario de la Real Academia de la lengua Española ( DRAE). Cuando se despierta la curiosidad sobre algo, cuando alguién se hace consciente de la falta, de la incomplitud de lo sabido, entonces lanzamos el “gancho” (la pregunta), para intentar atrapar aquello que desconocemos para intentar completar el saber, aunque bien sabemos que nunca podremos atrapar todo el saber,por lo que la pregunta será  nuestra continua compañera.

Podremos con ella ir profundizando en la esencia de lo preguntado, pero siempre aparecerán nuevas y más profundas preguntas.

Lanzamos el “gancho pregunta “ (?), con la intención y el deseo de atrapar, de conocer, de dar respuesta a la curiosidad espontanea o propuesta. Es el deseo de saber lo que impulsa la herramienta.

La pregunta atrapa lo próximo, pero no se queda ahí, sobre todo si la curiosidad está suficientemente estimulada, aquí entra lla función docente, ayudar y activar al alumno en su búsqueda por conocer, por saber, aunque sea un saber siempre incompleto, un saber utópico como nos recuerda Galeano, cuando habla de la utopia.


Cualquier formación que se precie intenta que el alumno transforme su visión del mundo. Ya que uno sólo puede avanzar a partir de lo que tiene dentro. Resulta obvio que en el mundo en que nos movemos, no nos podemos formar sólo  a partir del proceso de descubrimiento personal, por gratificante y enriquecedor que resulte. Los formadores tenemos la obligación de allanar el camino, de informar de nuestro proceso personal, de nuestras experiencias, conocimientos y logros teoricos y prácticos, dialogando con el alumno. Eso nos obliga a mostrarnos, a decirnos a cuestionarnos y a aceptar ser cuestionados, a escuchar y a respetar el discurso del otro.

En este sentido voy a intentar dar respuesta en la medida de lo posible a preguntas formuladas por diferentes alumnos. Las preguntas presentadas serán un reflejo de las inquietudes de los alumnos durante su proceso formativo. Así pues iniciamos un camino interminable de preguntas-respuestas que espero nos enriquezca a todos, porque el hecho de preguntar y preguntarse ya es rico en sí mismo.