Si Bien la psicomotricidad
como disciplina puede dar respuestas a muchas problemáticas tanto
educativas como clínicas, es cierto que diversos autores han intentado
delimitar o acentuar las indicaciones propias de esta disciplina, evidentemente
estas clasificaciones no son excluyentes o cerradas, pero si intentaban dar un
marco profesional a esta disciplina joven que tenia que encontrar su espacio
con relación a otras disciplinas. En este proceso de construcción de un marco oficial
de la Psicomotricidad, Ajuriaguerra, junto a G. Soubiran, M. Cahen, E. Trillat, N.
Galifret-Granjon, M. Stambak, realizan una serie de publicaciones que dan lugar
a la Primera Carta de Reeducación Psicomotriz en Francia, publicada en 1960. Esta
carta aportó la fundamentación teórica del examen psicomotor, así como una
serie de métodos y técnicas de tratamiento de diversos trastornos motores. Se
la puede considerar como la estructura que configura los grandes ejes de la
psicomotricidad actual, tales como:
Coordinación estática, dinámica y oculomanual; organización espacial y
temporal de la gestualidad instrumental; estructuración del esquema corporal;
afirmación lateralidad y dominio tónico. A partir de aquí, se especifican los
objetivos y se diseñan programas de reeducación para trastornos psicomotores.
Posteriormente, tal como señala
Pilar Arnaiz, en 1963 se crea en Francia el
Certificado de Reeducación Psicomotriz, en el marco universitario del
Hospital Salpetriere de París. Oficializando, así la psicomotricidad. Con ello empieza a
sistematizar los estudios de psicomotricidad, aunque todavía no hay
delimitación precisa entre las diferentes perspectivas que perfilarán el futuro
de la psicomotricidad Con estos nuevos aportes, la psicomotricidad se
diferencia de otras disciplinas, y adquiere su propia especificidad y autonomía
(Levin, E. 1991: 24).
Un año después, gracias a estos
autores, se crea el Sindicato Nacional Francés de psicomotricistas. Este
proyecto considera la psicomotricidad como:
“ Una actividad terapéutica destinada
a intervenir por medio del cuerpo sobre las funciones mentales perturbadas y
sobre las reacciones comportamentales del sujeto. Esto debe permitir al niño un
desarrollo más armónico y en el adulto la reequilibración psicotónica por medio
de la experiencia corporal”
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